ENSOÑACIONES A Sofía, artista del violín
No es del salón en el ángulo oscuro
de su dueño
tal vez olvidada…
La luz inunda la estancia y
el sol atrevido
se entremete lujurioso.
Los dedos finos delicadamente
juegan
sobre rectángulos negros y blancos.
Bailotea en mis oídos en suavidad
inusitada
un Scriabin en perfección milagroso.
El trío de Mozart en arpegio refinado
con su naturalidad acostumbrada
atraviesa mis poros.
Estremecen mis sentidos
las manos nervudas, sinuosas
tecleo ya delicado ya en sordina.
Tocan mi alma
la colman de recuerdos locos
endulzan estos sueños siempre ensoñados.