sábado, 18 de abril de 2009



En un soplo de aire fresco


Esbelta, atildada, enjoyada, aséptica, discurre.
Es innegable este pasar y pasar y querer pertenecer al mundo, al éter, a las gentes, al común. Como es imposible integrarse a los sueños. Los sueños. Devaneos de esta loca ambición de ser, en el estasis en que todo se detiene, nada se mueve. ¿Ha desaparecido o quizás muerto la vida?
Un mínimo destello con forma de mariposa, transaparente, en vuelo impecable se posa en un color que oh! maravilla, es una flor ¿Es una flor? ¿había alguna vez en sus desatinos permitirse descubrir una flor? Y revela que las flores existen y los pájaros emiten incomparables cantos y un pino muy alto busca una nube perdida.
Levanta los ojos cegados por la luz atrevida que pese a su osadía entibia su cuerpo y en medio del silencio en que acostumbra refugiarse, voces púberes se acercan en canturreo como sonsonete, el rugido de un motor atruena, una moto en su desenfreno cruza la calzada y un hombre barbudo, mal trajeado empuja un carromato en ambición de ser carro y la esbelta, atildada, enjoyada, aséptica damisela, despierta a la vida.

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