viernes, 14 de mayo de 2010

AMOR AMOR



Música baja, flores en un potiche, un cenicero ordinario. La cama destendida dejaba ver la manta vulgar.
Creyó ver en sus ojos destellos como jamás había notado. ¿0 era una idea suya simplemente? El cabello oscuro, la frente amplia, despejada. Frente de inteligente (se decía), la piel… oliva, tan tersa con esa barba prolijamente rasurada.
Él miró como ella estaba sentada y corroboró en el cruce de las piernas lo bien torneadas que eran. Levantó la mirada y volvieron a sorprenderlo sus pestañas, arañas doble hilera de patitas negras, en el borde de sus ojos castaños.
Ella retuvo las manos de dedos largos, inquisidores en la caricia y cayó en el abrazo.
El hombre rodeó la fina cintura, le dio una palmada y le recordó que era hora de dejar el hotel e ir a cuidar a los nietos para que los padres salieran ese sábado.

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